Hasta el 31 de octubre. De 10 a 14 y de 17 a 21 h.
“Cuando pienso despierto, da igual a la conclusión que llegue o la forma en la que lo plasme. El simple hecho de cuestionar continuamente la vida con todos sus pormenores enriquece el pensamiento y al mismo tiempo se define en la forma de plasmarlo.
Cuando pinto siempre lo hago sin saber lo que pretendo, sin bocetos ni ninguna idea preconcebida de cómo o por dónde empezar. Es una interrelación mutua entre el soporte y los medios con mi persona. Es un encuentro fortuito y premeditado al mismo tiempo. No siempre es un dialogo cordial, hay confrontaciones, discusiones, celos… muchos sentimientos en un mismo acto, el de crear. Es una relación tan personal con cada obra y tan intensa que se difumina rápidamente sin saber cómo ni por qué, pero quedando reflejado.
Cuando escribo, el tema me hila y yo hilo al tema. Palabras y conceptos explotan en mi cabeza y yo las ordeno y les doy forma. Cuando he actuado me he transformado en el personaje y el personaje se ha transformado en mi, a veces predominando uno a veces el otro.
El arte que me define no es elegante ni cuidado, es como un azote de la vida, como un despido improcedente; un aislamiento con la sociedad y con el mundo para intentar comprenderlo a veces y para destruirlo otras veces. Cómo definir algo que es parte de ti, que no para y nunca se planta. Que no atiende a formatos ni a moldes. La única forma es entenderlo pieza a pieza, acto a acto”.
Sergi González Alonso nació en 1986. Es pintor por herencia y por inspiración. Su abuelo pintaba paisajes y marinas al óleo y, desde pequeño, se aficionó a observarlo e imitarlo. Descubrió que pintar le calmaba y le entretenía. Al terminar la carrera de Administración y Dirección de Empresas se encontró con un tiempo para reflexionar y decidió ser él quien tomaba esta vez los pinceles para explorar sus universos imaginarios.